Un pasado, el cambio de Alexia y el palo olímpico acorralan a Tomé: "Es un tema que debemos abordar"

Algo más de un mes de contrato le queda a Montse Tomé al frente de la selección española femenina de fútbol y su futuro no está nada claro, más tras lo sucedido en la Eurocopa recientemente finalizada. El subcampeonato no se puede considerar ni mucho menos un fracaso, pero sí que ha dejado un poso agridulce con la sensación de que la Roja era el mejor de los equipos en Suiza, pero se vuelve a casa sin el deseado título.
Para entender la situación de Tomé, no basta con remontarse a los resultados deportivos. Como segunda de Jorge Vilda, vivió en primera persona la rebelión de las 15 jugadoras que renunciaron a jugar con España –entre ellas, la grandísima mayoría de los pesos pesados del equipo nacional– y su nombre siempre se ha vinculado al del anterior seleccionador al formar parte de su círculo.
Tampoco le ayuda a la entrenadora riojana lo sucedido en la tristemente famosa Asamblea de la RFEF en la que Luis Rubiales pronunció su ‘no voy a dimitir’. Aplaudió, aunque con timidez, el discurso y ello todavía la persigue.
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Con ese currículum llegó al cargo de seleccionadora nacional después de que la Gestora de la Federación destituyera a Jorge Vilda y la eligiera como su sustituta. Sus primeras ruedas de prensa fueron de gran tensión y más como una penitencia para ella, que no paró de tratar de alejarse de la sombra de su predecesor y también asegurar que bajo su mando, las cosas iban a cambiar.
Aunque su gran polémica la ha vivido con la exclusión de sus convocatorias de Jenni Hermoso. Que coincidiera con el final del juicio en el que la futbolista declaró contra Luis Rubiales tampoco ayudo. De fondo, una actitud que a Tomé no le gustó cuando la madrileña fue suplente en varios partidos. Pero el ruido –y las acusaciones constantes de Hermoso– han sido un obstáculo más en su camino.
En lo deportivo, tres son los grandes torneos que ha disputado, y en los dos más importantes ha pinchado. Ganó la Liga de Naciones 2024, continuando la senda de éxitos de un grupo de jugadoras para la historia que, entre otras, contaba con dos doble ganadoras del Balón de Oro: Alexia Putellas y Aitana Bonmatí.
Sin embargo, en los Juegos Olímpicos llegó un batacazo difícil de superar cuando España llegaba como la gran favorita al oro. En París, Brasil dejó fuera a la Roja en las semifinales y Alemania la venció en las semifinales para dejar a las grandes candidatas a la victoria sin medalla.
La revancha era en la Eurocopa de Suiza. España demostró que era de nuevo la mejor selección con un pleno de victorias... hasta que llegó la gran final. En ella, España fue mejor que Inglaterra, pero no logró la victoria y los penaltis dictaron sentencia en favor de las Lionesses.
La dirección de partido de Tomé volvió a dejar, como pasó en París, muchas dudas. Aunque fue una decisión la que la ocasionó un aluvión de críticas tras la final: el cambio de Alexia Putellas en el minuto 70. Quitar a la doble Balón de Oro, que hasta ese momento llevaba un torneo impresionante, fue señalado por muchos como uno de los grandes motivos de que España no fuera capaz de evitar que el título se decidiera en la tanda.
Mientras se toma la decisión sobre su futuro, la seleccionadora asegura no pensar en ello. "Es algo que lleva mi grupo de trabajo externo y ahora estamos en un momento donde, en mi cabeza lo que está es lo que habíamos preparado, lo que ha pasado, no más allá", aseguró tras la derrota en la final la entrenadora asturiana.
Mientras, desde la Federación Española, los mensajes dejan en evidencia que podría haber un cambio en el banquillo de la selección española femenina de fútbol. "El futuro de Montse Tomé es un tema que tenemos que abordar pero ahora no es el momento», admitió Rafael Louzán, presidente de la RFEF, el domingo por la noche.
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